En el último artículo dejamos a
los hippies tratando de hacer realidad su sueño de libertad total en California
en plena década de los 60s. Pero a medida que pasaba el tiempo y más jóvenes se
congregaban en San Francisco se hizo evidente el carácter utópico, y por lo
mismo inviable, del movimiento hippie. El resultado fue que hacia el final de
esa década, para el año 1970, el hipismo terminó por fracturarse en grupos que
marcharon en distintas direcciones. Algunos, desilusionados, tuvieron que
volver al mundo tradicional del estudio o el trabajo. Otros se sumaron a la
nueva corriente del New Age y sus derivadas ocultistas. Aún otros, en un número
nada despreciable, fueron atraídos por la oferta de Iglesias y misiones
evangélicas, tanto en San Francisco como en el resto del país; este grupo se popularizó
en la prensa de la época como los "Jesus people" o "Jesus
freak".
Detengámonos un poco aquí. Como anunciamos en el programa
anterior, a diferencia de la apuesta política de la New Left, los hippies
apostaron por la "iluminación" personal, el cambio a nivel
individual. La mayoría de los hippies buscaron esa renovación espiritual a
través de las drogas, es verdad, pero lo importante es que había una dimensión
de la espiritualidad humana que era muy llamativa para la mayoría de los
hippies, y si bien era común acudir al New Age, al esoterismo o al misticismo
oriental, por esa vía de búsqueda espiritual es que algunos terminaron
convirtiéndose en "hippies cristianos". La historia de los
"Jesus people" es casi desconocida por estas latitudes, pero no debería
ser así. Toda persona que trabaje con jóvenes en una iglesia debería saber algo
de los "Jesus people"; mal que mal, la actual industria musical
cristiana es en gran medida heredera de los "Jesus people": allí está
el Cornerstone festival como ejemplo.
En el subsecuente proceso de
desbande del hipismo surgió una tendencia muy importante, el "New
Communalist" que a su vez alimentó a un movimiento mucho más grande, el
"Back-to-the-land movement" o movimiento de regreso a la tierra. Este
último movilizó a muchísima gente, la mayoría de los cuales eran hippies, pero
que también atrajo a otros sectores que no lo eran, incluso personas de lo que
hoy llamamos tercera edad. El "Back-to-the-land movement" merecería
mucho más tiempo del que le vamos a dedicar aquí, pero apuntaremos algunas
ideas básicas del mismo. La llamada del "regreso a la tierra" tenía
mucho sentido para los hippies, sobre todo si recordamos que estos eran
contestatarios al "mainstream" norteamericano, que en aquellos años y
entre otras cosas estaba caracterizado por la cultura jerarquizada y rígida de
las grandes compañías y el establishment político-militar de la costa este. La
tecnología desarrollada por esas grandes corporaciones estaba al servicio de
ellas mismas y no de la gente, o al menos así lo veían los hippies. Era cosa de
ver las imágenes de las selvas tropicales de Vietnam deforestadas y devastadas
por el napalm o la contaminación por insecticidas y pesticidas arrojados por la
industria; una tecnología destructiva y contaminante alimentó la tecnofobia de la contracultura hippie.
En ese contexto, las dificultades o el fracaso del proyecto hippie en una gran
ciudad, San Francisco, para muchos significó renunciar a la vida urbana y
tratar de partir de nuevo en zonas rurales, construyendo su utopía en el campo,
lejos de la ciudad. Se estima que en los 200 años previos a 1965 se fundaron
más de 600 comunidades rurales en Estados Unidos, mientras que entre 1967 y
1970 se crearon entre 2.000 y 6.000 nuevas comunidades. Cálculos conservadores
sugieren que en ese periodo unos 10 millones de norteamericanos vivieron
permanente o intermitentemente en comunidades rurales. Por primera vez en
muchos años la tasa de crecimiento de la población rural superó a la de la
población urbana ¡increíble! La primera comunidad hippie y una de las más
célebres fue Drop City, fundada en Colorado en 1965, a la que le siguieron
muchísimas más, pero la mayoría de ellas colapsaron a comienzos de la década
del setenta debido a disputas internas o a problemas materiales, como la crisis
del petróleo de 1973. "The Farm" (La Granja), "a mental nudist colony", fundada en
1971 en Tennessee por un carismático líder y gurú hippie llamado Stephen
Gaskin, y que en su mejor momento llegó a albergar unos 1.500 hippies, es la
única que sobrevive hasta nuestros días. Esta comunidad es particularmente
interesante para nuestra historia por un detalle casi desconocido, pero
altamente significativo: de allí salieron quienes a comienzos de los 90s
fundarían en California WELL, la primera "comunidad virtual" de la
nueva era tecnológica. Interesante, ¿verdad? Estos pequeños, olvidados e
ignorados detalles nos van dando pistas que conectan la contracultura hippie
con los primeros pasos de la nueva tecnología computacional.
Y ya que hablamos de tecnología,
será bueno revisar brevemente cómo las comunidades hippies enfrentaron el tema
tecnológico. El concepto clave aquí es "appropriate technology". Se
trata de una filosofía o visión que ponía el énfasis en tecnologías a pequeña
escala, descentralizadas, más amigables con la naturaleza, más humanas, más
eficientes en el manejo de la energía, como contrapeso a las grandes
corporaciones industriales y sus externalidades negativas, como contaminación,
desempleo, destrucción de las pequeñas comunidades locales. Si bien esta
tendencia se inició en los años sesenta, el concepto "appropriate
technology" lo acuñó el economista anglo-alemán Fritz Schumacher en su
libro "Small is Beautiful" (1973, uno de los libros más leídos de la
década). De paso, notar el contraste con la filosofía de las grandes
corporaciones: "bigger is better". Quienes defendían la
"appropriate technology" apelaban a conceptos como eficiencia y sobre
todo sustentabilidad; la idea era desarrollar tecnologías que fueran buenas
para las personas y la naturaleza. Habrá que recordar que los defensores de la
naturaleza a comienzos del 1900 habían adoptado una postura tecnofóbica:
tecnología y naturaleza eran enemigos irreconciliables. Con ese trasfondo,
"appropriate technology" surge como un planteamiento novedoso: una
alternativa para compatibilizar cierta tecnología con la naturaleza. La
"appropriate technology" ganó adeptos en las Naciones Unidas e
incluso en el gobierno del presidente Jimmy Carter, pero a comienzos de los 80s
el proyecto fue abandonado con la llegada al poder de Ronald Reagan y los
republicanos.
Ahora bien, el puente más
importante entre las comunidades hippies y esta nueva filosofía tecnológica fue
una publicación que apareció en 1968, el "Whole Earth Catalogue"
(Catálogo de Toda la Tierra). Su creador fue Stewart Brand, por entonces un
treintañero, fotógrafo y biólogo conectado con la Universidad de Stanford en
San Francisco. Stewart Brand es un personaje único en esta historia, entre
otras cosas porque cumple con esa máxima de ser "el hombre exacto, en el
momento exacto y en el lugar exacto". Brand estuvo en las primeras pruebas
de laboratorio con computadores en Stanford, fue uno de los creadores de los
primeros festivales hippies con LSD incluido en San Francisco y en una
entrevista con la revista Esquire en 1972 acuñó por primera vez la expresión
"personal computer" cuando el computador personal era apenas un sueño
e Internet estaba en pañales. El Whole
Earth Catalogue y la revista Rolling
Stones fueron las dos publicaciones más importantes que surgieron de la
contracultura hippie y eso que el Catálogo
de Toda la Tierra tuvo una breve vida de 5 o 6 años.
Es interesante notar que la
portada del catálogo es una foto de la tierra tomada desde un satélite de la
NASA. Nada de alusiones patrióticas norteamericanas o eslóganes políticos. De
hecho, Brand se refiere a sus correligionarios hippies en las primeras páginas
como "habitantes del planeta tierra", una frase inspirada en
Buckminster Fuller, para quien todos los moradores de la tierra somos
"astronautas". En sus pocas ediciones el Catálogo creció hasta tener
más de 600 páginas y llegó a vender sobre el millón de ejemplares. En 1972 ganó
el National Book Award.
En una entrevista del año 2005
Brand comentaba: "El catálogo del 68 fue una respuesta a lo que yo creía
era una de las limitaciones de los hippies... Lo que estaba tratando de manejar
era que todos estos jóvenes se dirigían a iniciar colonias... Así que esta era
una forma de proveerles el cómo... Y una mayoría de la contracultura era anti
tecnología..." Brand nos está diciendo que cuando a fines de los 60s se
percata de que los hippies están abandonando San Francisco para ir a fundar
colonias o comunidades a todo lo largo y ancho del país, entiende que esto podía
terminar muy mal, porque los hippies eran en su mayoría jóvenes blancos,
universitarios, de clase media, de origen urbano que no sabían nada de la vida
de campo. Brand concibe el Catálogo como una manera de informar a los hippies,
sobre todo de mantenerlos al tanto de la tecnología que necesitarán para que
funcionen sus comunidades rurales. De ahí que el subtítulo del catálogo es
"Access to Tools", Acceso a Herramientas. El tipo de información
tecnológica que Brand selecciona en el Whole
Earth Catalogue es precisamente appropriate technology, tecnología
ecológica. Si recordamos que la contracultura hippie era tecnofóbica en sus
inicios, es decir, que condenaba la moderna tecnología industrial, la
estrategia del catálogo de sugerirles alternativas de appropriate technology
para sustentar sus comunidades rurales fue una jugada notable. A través de las
páginas del Catálogo de Toda la Tierra los hippies transitaron desde una
postura de tecnofobia a una de tecnofilia,
es decir, de valorar la buena tecnología a escala humana que hizo posible
sustentar su utopía rural; tecnología para ser libres.
Pero el Catálogo aportaba mucho
más que sólo buena tecnología. Brand incorporó una serie de materiales y
lecturas que alimentaban el espíritu de la contracultura. En sus páginas
encontramos a Gregory Bateson, el siquiatra británico que aportaba la dimensión
cibernética; Marshall McLuhan, el gurú de los medios, y Buckminster Fuller.
Inventor, arquitecto, diseñador, ex marino y profeta tecnológico, Bucky Fuller
fue uno de los mayores exponentes de la filosofía Do It Yourself (DIY) y del domo geodésico como alternativa
habitacional ecológica. Un septuagenario por entonces, Fuller fue uno de los
pocos adultos admirados por la contracultura hippie. Su servicio en la Marina
selló su fe en la ingeniería, la organización y la planificación como formulas
racionales para solucionar los problemas sociales y ambientales. Fuller creía
que para sobrevivir la humanidad debía alejarse del capitalismo del laissez
faire y adoptar una arquitectura al servicio de la ecología: la investigación y
el diseño eran las únicas vías de salvación. El catálogo tomó estas ideas y las
difundió entre las numerosas comunidades hippies dispersas por el país,
asociando así información, tecnología y comunidad. Así, entonces, gracias al Whole Earth Catalogue los hippies y sus
herederos (back-to-the-land movement) pasaron de la tecnofobia a la tecnofilia.
Pero el Catálogo de Toda la Tierra no sólo ayudó a los hippies a cambiar
con respecto a la tecnología, también con respecto al consumo. Si bien no se
beneficiaba de la venta de los productos que promocionaba, el Catálogo sí ayudó
a que los hippies abrazaran la vida comercial inicialmente rechazada por la
contracultura de los 60s. Algo parecido ocurrió asimismo con la política. Aquí
también Bucky Fuller fue un ejemplo a seguir: Fuller desdeñaba las protestas
anti Vietnam porque según él la forma de cambiar el mundo es a través de la
tecnología, no de la política. Planificadores, arquitectos, diseñadores e
ingenieros son el futuro de la humanidad, no los políticos. De hecho, Fuller
creía que para el año 2000 la política se volvería "obsoleta". En
esto, Fuller y los hippies siguieron una línea de pensamiento heredera del
liberalismo norteamericano del siglo XIX: la idea de la neutralidad ideológica
de la tecnología. Fuller, Brand y los hippies creían que la tecnología era
neutra en el sentido de que no era portadora de ningún sesgo ideológico. Sin
embargo, la investigación actual supone que ello es un craso error. La tecnología
no es neutra; la tecnología es tendenciosa. Pero volveremos sobre esto más
adelante. Por de pronto, lo que nos interesa es tomar nota de la trascendencia
del Whole Earth Catalogue sobre la
contracultura hippie, pues sus efectos se hicieron sentir en la relación de los
hippies con la tecnología, el consumo y la política.
En junio de 2005, en una hoy en
día recordada conferencia ante los graduados de Stanford, Steve Jobs se refería
al Catálogo de Toda la Tierra como "an
amazing publication... one of the bibles of my generation" (una
publicación impresionante... una de las Biblias de mi generación). Para un
adolescente Steve Jobs el Catálogo de Toda la Tierra fue algo así como Google
en papel impreso, tres décadas antes de que apareciera Google. Hoy todos miran
a Steve Jobs como el máximo referente de Silicon Valley, el icono de la
industria computacional; varios lo comparan incluso con Thomas Alva Edison.
Pero muy pocos saben que la inspiración de Steve Jobs fue Stewart Brand y el Catálogo de Toda la Tierra. En esa misma
conferencia de 2005 Jobs quiso compartir con los egresados de Stanford una
frase final, algo así como una guía e inspiración: "Stay hungry, stay foolish". Aunque la frase se le ha atribuido
a Jobs, la verdad es que él la apropió en su juventud, leyendo el Catálogo de
Toda la Tierra: era la frase de despedida con la que Stewart Brand cerraba el
último número del Whole Earth Catalogue.
Y es precisamente por esto que debiéramos poner nuestra atención sobre este
documento, pues fue la inspiración para los Steve Jobs y los hackers que
pusieron en marcha la revolución computacional que a su vez dio origen a
Silicon Valley. Parece difícil de creer ¿verdad? De los hippies a los hackers,
de la contracultura a la cibercultura. Lo cierto es que el Catálogo es la clave
para entender que los años sesenta forman la prehistoria, por así decirlo, de
Silicon Valley. Fred Turner, el historiador que también usamos como referencia
para reconstruir esta historia, lo resume claramente cuando apunta que el Whole Earth Catalogue fue "Internet
antes de Internet"
En resumen y para concluir este
primer capítulo de nuestro ciclo, hay dos ideas centrales que debemos rescatar
para entender a Silicon Valley: (1) que Silicon Valley es heredero de la
contracultura hippie de la década del sesenta, y (2) que la esperanza de la
humanidad está en la tecnología y en la tecnocracia que la lidera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario