"Burning man is Silicon Valley"
El autor de esta tajante y taxativa afirmación es Elon Musk, uno de los
multimillonarios de Silicon Valley y presidente de Space X, la empresa que
pretende llevar adelante nada menos que la colonización privada (sin
intervención estatal) del planeta Marte en las próximas décadas. Así que si queremos
saber qué es Silicon Valley la respuesta está en Burning Man; pero, entonces ¿qué
es Burning Man?
El Festival del Hombre Ardiendo (Burning Man) tuvo un modesto origen en
1986 en Baker Beach, en la costa californiana, cuando un grupo de amigos
decidió coronar su jolgorio quemando una efigie con forma humana en la playa.
Las trabas impuestas por la policía a este tipo de celebración llevó a los amigos
a buscar un nuevo destino donde repetir la fiesta (cremación incluida) sin ser
molestados, destino que hallaron varios kilómetros tierra adentro, en el lecho
seco de un lago prehistórico en Black Rock, en el desierto de Nevada. Allí, por
una semana, se juntaban para celebrar y quemar la famosa figura. Con los años más
y más personas se sumaron a la celebración, a tal punto que nació una nueva localidad,
Black Rock City, una "ciudad-campamento", donde miles de personas se
congregaban por una semana levantando sus tiendas, con el compromiso (ecológico)
de dejar el desierto intacto al terminar la fiesta. Lo que partió con un grupo
de amigos reunió en 2010 a unas cincuenta mil personas y este año la cifra superó
los setenta mil.
Black Rock City es una ciudad muy
especial, pero no sólo porque tenga vida una vez al año (en Septiembre). Todo
el mundo está invitado a Burning Man, con tal que pague su entrada y acepte las
normas del lugar. Lo más importante es participar: quienes asisten sólo a mirar
no son bienvenidos. Y en Burning Man participar significa expresarse, o para
usar un concepto más afín a su público, transformarse, adoptar modos no
convencionales de expresar el ser, el yo. Así, algunos practican el nudismo,
otros pintan sus cuerpos, muchos usan disfraces alucinantes; esta
escenificación se da en medio de una generosa oferta de talleres de todo tipo,
en particular de meditación o prácticas místico-espirituales, yoga, vida
extraterrestre (como investigaciones sobre "reptilianos" y otras
especies alienígenas en la tierra), instalaciones artísticas, viajes a otros
mundos o experimentación sexual ("técnicas de masturbación tántrica",
"masaje sexual sagrado", "fotografía genital" o sexo anal),
entre otras yerbas. Por cierto, aunque se instala un puesto de policía durante
el festival, las drogas circulan entre el público en un ambiente animado por
las más diversas melodías, en especial música electrónica (los alemanes de Kraftwerk
han tocado allí). La expresión libre del sexo queda también al arbitrio de los
participantes: los que deseen pueden experimentar el sexo grupal (orgías), el
intercambio de parejas o las formas de erotización que quieran. En suma, el ethos que anima a Burning Man es el de
total libertad respecto al sexo y las drogas, junto a la invitación a los
"burners" (asistentes) a "jugar".
También la construcción o puesta en escena hace de Black Rock City un
lugar muy especial. La "ciudad" tiene forma de semicírculo y todas
las calles coinciden en su centro, donde está instalado "The Man", la
estatua de figura humana que ahora se eleva sobre los 12 metros y que es
visible desde todos los puntos de la ciudad. Frente a ella se ubica la otra
gran estructura que domina el paisaje: el Templo. Al termino del festival ambas
estructuras serán quemadas, la primera en medio de la alegría de la
muchedumbre, el Templo, por el contrario, en medio del recogimiento y el recuerdo
de los parientes o amigos que han muerto. Sobra decir que estos espectáculos de
multitudes reunidas en torno a grandes hogueras tienen fuertes reminiscencias
de culturas paganas (cómo no pensar en las antiguas ceremonias celtas, o en los
más modernos festivales nazis, por citar algunos ejemplos), muy a tono con el espíritu
neo pagano, de tendencia New Age y New Edge, que anima a buena parte de los
asistentes.
Un detalle no menor de toda esta historia es la composición de la
población que celebra anualmente Burning Man. Si bien los "burners" proceden
de todas partes de Estados Unidos y también del exterior (Black Rock City es
una ciudad cosmopolita) los fundadores originales e "ideólogos" de
esta fiesta son en su mayoría de la bahía de San Francisco y este es un dato no
menor, porque ese fue el epicentro de la contracultura de los 60s, de la
revolución de las flores de los hippies y del centro tecnológico de Silicon
Valley. Precisamente la combinación de geeks,
hackers y hippies que está detrás de la fundación de Silicon Valley es muy
similar a la que dio origen a Burning Man. Pero las similitudes no se quedan ahí,
la disposición liberal frente a las drogas y el sexo - tan manifiestas en
Burning Man - así como el trasfondo semi pagano son recordatorios de lo mucho
que debe Black Rock City a la tecnofilia y tecnopaganismo de San Francisco y en
especial de Silicon Valley. Es cierto que no todos quienes viven y trabajan en
Silicon Valley o en la industria tecnológica de California asisten a Burning
Man o comparten las exóticas creencias o desinhibidas conductas que allí tienen
lugar cada año, pero es muy revelador de la conexión entre ambos lugares el que
muchos de los magnates, genios tecnológicos y trabajadores de Silicon Valley sí
sean convencidos burners que en pequeña escala proyectan en su vida cotidiana el
esoterismo o la libertad sexual y hacia las drogas que se expresan más
abiertamente en Black Rock City. Que la feligresía de esta convocatoria haya
crecido en treinta años desde un puñado de personas a más de setenta mil da una
medida del éxito de Burning Man, que, dicho sea de paso, es además la matriz a
partir de la cual nacerían en las últimas décadas una serie de festivales que
replicaron en todo el mundo más o menos la misma fórmula: esoterismo,
tecnología, sexo, drogas y música electrónica. Cuando asistimos al despliegue triunfal
de la cibercultura y la nueva civilización digital auspiciada por los
multimillonarios de Silicon Valley, la frase de Elon Musk resuena más certera
que nunca: sí, Silicon Valley es Burning Man.
Crédito imagen:
https://www.fest300.com/magazine/Why-This-Years-Burning-Man-Was-So-Challenging
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