Una luenga barba, la clásica
imagen de un profeta bíblico, es la estampa que ha hecho inconfundible a Aubrey
de Grey en los medios. Ahora bien, la asociación es además mucho más llamativa
si se es presidente de la Methuselah Foundation (Fundación Matusalén): de Grey
bien podría pasar por un Matusalén postmoderno, en el sentido más literal de la
expresión, como el lector comprobará en los próximos párrafos.
Nacido en Londres en 1963 (53
años), de Grey estudió en Cambridge (en el famoso Trinity College donde
enseñara Newton), primero como ingeniero informático y más tarde como gerontólogo:
una combinación extraña para muchos, pero que ha sido muy fructífera en su
carrera profesional. Hoy por hoy de Grey goza de fama internacional, al menos
en la comunidad científica y entre aquellos que están familiarizados con
el movimiento por la extensión de la vida humana (en Internet se puede ver su
charla Ted de julio de 2005 que cuenta con más de tres millones de visitas).
Para decirlo en forma muy sencilla, el movimiento por la extensión de la vida
humana plantea que es científica y técnicamente factible, y moralmente
justificado, extender la esperanza de vida de las personas por sobre los
límites actuales (alrededor de los 85 años en los países desarrollados), hasta
los 100 o 120 años o más. Pero ¿qué tanto más? En 2005 de Grey sostenía que con
las terapias adecuadas una persona podría vivir siglos y aunque sus expectativas
se han atenuado un poco en años recientes (se queja de que se avanzaría más
rápido si hubiese más financiamiento) en una entrevista en abril de 2015
afirmaba que había un 80% de probabilidades de que la primera persona que
alcance los mil años ya esté viva. En otra entrevista, consultado nuevamente sobre
las chances de que podamos vivir mil años, el científico contestó: “I don’t know, but I’m working on it. It’s
going to happen, it’s just a question of when. The work I do is simply speeding
up the inevitable” (No sé, pero estoy trabajando en eso. Va a
suceder, es sólo cuestión de cuándo. El trabajo que yo hago es simplemente
acelerar lo inevitable). Ante tales planteamientos no sorprende para nada que
la primera reacción de la comunidad científica haya sido de estupor y
escepticismo, tomando distancia de lo que parecía una idea descabellada. Pero
poco a poco algunos colegas se han mostrado más receptivos a su heterodoxa
visión sobre el envejecimiento, al punto que en vez de loco hoy algunos lo
consideren "visionario". ¿Qué hizo posible este cambio? de Grey tuvo
la fortuna de ser "el hombre adecuado en el momento adecuado".
El transhumanismo es una
ideología o filosofía que surge en el transcurso del siglo XX a partir de
distintas corrientes sociales, políticas, científicas y culturales. El termino
fue acuñado por el biólogo británico Julian Huxley en 1957 y se refería a la
posibilidad de "trascender" la condición (biológica) humana, en lo
que la mayoría de los transhumanistas actuales leen como la creación de una
nueva especie humana - una suerte de humanidad 2.0 por así decirlo - teniendo
presente que el avance tecnológico (nanotecnología, inteligencia artificial,
supercomputadores) hace mucho más probable que los humanos logren potenciar o
superar (upgrade) su realidad biológica histórica. El transhumanismo hecho
raíces en California en los años 1980s y ello explica que Silicon Valley, la
Meca del progreso tecnológico, deviniera en la Tierra Prometida de los
transhumanistas, de hecho buena parte de los magnates de Silicon Valley son
transhumanistas o apoyan esas organizaciones.
En esta atmósfera de fe ciega en
las posibilidades que ofrece la tecnología para potenciar la vida humana, el
proyecto de Aubrey de Grey sobre terapias que permiten extender la vida a
edades hasta ahora inconcebibles ciertamente halló oídos receptivos y
billeteras igualmente dispuestas a desembolsar los recursos necesarios para
alcanzar la meta de una larga y saludable vida. Aubrey de Grey logró
materializar su proyecto porque encontró en Silicon Valley el respaldo
financiero, cultural y social que no hubiese sido posible en ningún otro lugar
del mundo (Peter Thiel está entre sus principales financistas). O como dice de Grey refiriéndose a Silicon valley, "allí es donde está la gente que quiere
cambiar el mundo". Pero la alianza con Silicon Valley abrió
otras dificultades para de Grey. Después de todo los multimillonarios no se
andan con chicas, para ellos 120 años es muy poco, el premio de verdad es vivir
siglos o milenios. Tarde o temprano Aubrey de Grey iba a ver asociado su nombre
con la idea de "inmortalidad", un concepto que lo ha perseguido en
los últimos años y del que ha intentado huir por todos los medios.
“La primera cosa que quiero hacer - decía en
2015 - es estar libre de usar esta palabra inmortalidad, porque es enormemente
dañina, no sólo es equivocada, es dañina... Significa cero riesgo de muerte por
cualquier causa - mientras que yo trabajo en una particular causa de muerte, a
saber, envejecimiento. Además es una distracción, lleva a la gente a creer que
todo este asunto es moralmente ambiguo y tecnológicamente fantasioso".
La relación con la muerte y la
inmortalidad es particularmente compleja en el proyecto de de Grey. Si bien de
Grey insiste en que él es sólo un científico que trabaja en una serie de
terapias que permiten solucionar o reparar los siete tipos de daño
identificados como causantes del envejecimiento (mutaciones nucleares causantes
de cáncer, mutaciones mitocondriales, desperdicio intracelular, desperdicio o
basura extracelular, perdida de células, senescencia o envejecimiento celular e
interconexiones extracelulares) y que el envejecimiento es sólo una de las
causas de muerte, lo cierto es que el combate contra el envejecimiento,
retardándolo indefinidamente en el tiempo, llevará en el limite,
indirectamente, a acabar con la muerte. O dicho en otras palabras, como gusta
repetir de Grey, si el envejecimiento es una enfermedad y se puede curar,
entonces la eliminación de la enfermedad llevará a eliminar también su
consecuencia, la muerte. Más aún, en sus charlas de Grey suele repetir a la
audiencia que el fundamento ético de su proyecto radica en combatir algo
"malo", como el envejecimiento y la muerte:
“¿Son tan malos estos riesgos que están por
encima de condenar a 100.000 personas al día a una temprana e innecesaria
muerte?"
Dicho así, salvar la vida
diariamente a 100.000 personas demanda una respuesta positiva al proyecto
de de Grey. En términos darwinianos (de Grey es evolucionista y por cierto no
es un hombre religioso) la evolución nos programó para envejecer y morir, lo
que hay que hacer sencillamente es cambiar el programa... otra vez la
consecuencia lógica de tal cambio es no morir. Así que aunque a de Grey no le
guste la idea, todos sus caminos parecen llevan a la inmortalidad.
Puede que de Grey esté en lo
correcto cuando señala que envejecer y morir es algo malo, después de todo
¿quién no se cuida para vivir saludablemente el mayor tiempo posible o evitar
una muerte dolorosa? Pero, por otro lado, si el envejecer y morir es parte de
lo que nos hace humanos ¿en qué medida eliminar esos procesos nos despoja de
nuestra humanidad? Por este camino no es extraño que los transhumanistas sean
fervientes defensores de los proyectos de de Grey: ellos efectivamente quieren
"trascender" la condición humana, transformarse en otra especie. La
retórica de Aubrey de Grey de salvar de morir cada día a 100.000 personas
podría reescribirse entonces de la siguiente manera: ¿No es bueno que cada día
100.000 personas en lugar de morir se transformen en humanos 2.0?
No deja de haber un trasfondo
profundamente irónico en toda esta historia. Para apreciar la ironía habrá que
recordar que la mayoría de los transhumanistas y sus simpatizantes son
evolucionistas o neo darwinianos, es decir, comparten la noción de que la
tradición bíblica había puesto erróneamente al hombre por encima del reino
animal, una injusticia reparada por Darwin al volver a colocar a los humanos en
la misma historia biológica compartida con el resto de los animales: el orgullo
antropocentrico de la Biblia derrotado por la humildad darwiniana. Bueno, ahora
resulta que los humanos volveremos a un nuevo pedestal, el de la seudo
inmortalidad transhumanista, una condición que, otra vez, nos pone por encima
de cualquier animal. Las vueltas de la vida, del Matusalén que era objeto de
risa para científicos serios pasamos a la Fundación Matusalén que aspira a que (todos)
vivamos siglos o milenios, más que cualquier otra criatura en el planeta o en
la historia. ¿Qué tal?
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