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Hoy comenzamos un tercer ciclo, que llamaremos “Éxodo 21, entre el
Aborto y la Ley del Talión” y que está enfocado en un pasaje extremadamente
difícil y polémico como lo es Éxodo 21:22-25. Este es el primer capítulo de
esta serie titulado “Aborto y Control Natal en la Antigüedad”.
Tal como está redactado en la mayoría de las versiones actuales, Éxodo
21:22-25 es uno de los pocos párrafos de la Biblia que mencionan una situación
de aborto humano. Esta situación ha llamado la atención de los exegetas
bíblicos desde hace mucho tiempo y define la puerta de entrada a la polémica
que ha rodeado a su interpretación; de hecho, si tuviésemos que hacer un
listado, un top 10, de los textos de más difícil exégesis en la Biblia, sin
duda este pasaje estaría en los primeros lugares. ¿Por qué? Por lo menos
podemos mencionar aquí dos razones. Una es coyuntural y dice relación con la
modificación de las leyes relativas al aborto en las últimas décadas, sobre
todo en el mundo occidental, lo que ha llevado a la aceptación del aborto como
una práctica legítima bajo ciertas regulaciones. La segunda razón es intrínseca
al texto y tiene que ver con la complejidad del relato que de por sí da pie a
diferentes opiniones, como veremos en los próximos programas.
En esta historia todo comienza con una pelea, una riña aparentemente
callejera. El breve relato de Éxodo 21 nos presenta una situación que podría
haber sido tal vez frecuente en el antiguo Israel, por más que a nosotros nos
parezca inusual. Pero si la historia fue una situación de la vida real o no, es
algo en lo que los expertos tienen distintas opiniones: como veremos más
adelante para otros intérpretes la escena podría no ser real, incluso quizás un
caso hipotético. Dos hombres se han trenzado en una reyerta y mientras pelean
una mujer pasa cerca de ellos y es alcanzada por los golpes de alguno de los
luchadores. El problema es que la mujer está embarazada y el golpe recibido
afecta su embarazo; la afectación es tal que puede dar origen a dos
situaciones, una en la que el desenlace sea una muerte y otra en la que no haya
muerte. A su vez, cada una de estas situaciones dará lugar a consecuencias
jurídicas muy diferentes. A continuación resumimos los puntos principales de
este capitulo:
·
Incluso en nuestros días
el embarazo, el parto y la crianza de los niños pequeños son periodos de
riesgo; podemos imaginar cuánto más en tiempos bíblicos, cuando la muerte
rondaba a la madre, al feto y al niño. Entre los vecinos que rodeaban a Israel
la fertilidad, la anticoncepción y el aborto eran temas tan importantes para
las familias y las autoridades como lo son hoy en día, pero las soluciones
planteadas variaron bastante de una sociedad a otra.
·
Los antiguos egipcios
consideraban una familia numerosa una bendición; los campesinos egipcios veían
en ello una seguridad para la vejez, pues tener más hijos significaba más
personas que cuidarían de uno en esa etapa de la vida. Los egipcios recurrieron
a soluciones mágicas, a encantamientos y amuletos que protegieran al feto, a la
madre y al niño pequeño.
·
En Egipto los problemas
que afectaban la fertilidad humana eran: causas naturales; demonios y dioses
(en particular Set era asociado con abortos, espontáneos o inducidos); los
fantasmas o espíritus de los muertos que podían matar a un feto o a un bebé (se
temía en especial a los espíritus femeninos que hubiesen fallecido sin tener
hijos); y personas malignas que quisieran hacer daño (como brujos y hechiceros,
el “mal de ojos”).
·
En Mesopotamia también las
parejas querían tener hijos que los cuidaran cuando viejos y que realizaran las
plegarias y rituales para asegurar un buen pasar en el otro mundo. El principal
enemigo tanto del feto como del niño pequeño era el demonio femenino Lamashtu,
un personaje que podría estar relacionado con el hebreo lilit en Isaías 34:14. En lo referido al aborto, en general las
leyes vigentes en Mesopotamia consideraban ilegal la inducción de abortos y por
lo mismo su realización acarreaba diversos castigos.
·
Cuando pasamos de Asia a
Europa y nos encontramos con el mundo grecorromano poco a poco se hace evidente
un cambio cultural significativo: mientras que entre las culturas asiáticas el
tener muchos hijos podía ser un objetivo deseable para las familias (como vimos
en los casos de Israel y Egipto), griegos y romanos, por el contrario, parecen
haber estado más preocupados de controlar el tamaño de sus familias.
·
El control de la natalidad
que se practicó en la civilización grecorromana contemplaba varias
alternativas, tales como el aborto, el infanticidio y la expositio o exposición.
·
El infanticidio o la
muerte intencionada del niño fue un fenómeno más o menos extendido en la
antigüedad, sobre todo en momentos de crisis económica o de hambrunas y el
mundo grecorromano no fue la excepción. También en Grecia se practicó el
infanticidio de bebés con malformaciones, una tristemente célebre práctica en
la que destacó la militarista Esparta.
·
La expositio (o exposición, un término latino) era la práctica de
abandonar al recién nacido en algún lugar – un camino, un puente, una casa –
donde quedaba librado a su destino.
·
De los niños expuestos o
abandonados algunos morían de frío y hambre, otros serían devorados por los
animales, otros podrían ser descubiertos por personas que los convertirían en
sus esclavos o esclavas (por lo general para ser destinados a la prostitución)
y los menos, los más afortunados, podrían ser adoptados por parejas que los
tomaran como sus hijos.
·
En la Grecia clásica los
recién nacidos difícilmente eran considerados humanos, los fetos ni hablar.
·
En varios mitos griegos la
muerte de niños o el infanticidio es una imagen recurrente y entre esas
imágenes el infanticidio par excellence es sin duda alguna “Medea”, el drama de
Eurípides del año 431 AC.
·
El juramento hipocrático
podría datar del siglo V o IV AC. La idea de que este documento se oponía al
aborto se basa en una supuesta relación entre el juramento y el pitagorismo, la
filosofía enseñada por Pitágoras, pues los pitagóricos creían que cada embrión
tenía un alma asociada.
·
El juramento hipocrático
no impidió que los médicos griegos practicaran abortos y todo parece indicar
que la preocupación de los médicos antiguos estaba más en las consecuencias del
aborto para la salud de la mujer antes que en las cuestiones morales del aborto
en sí.
·
Las teorías filosóficas
griegas (platonismo y aristotelismo) sostenían que el agente activo en la
relación sexual y la procreación es el hombre, entonces se sigue que es el
padre el que debe decidir la suerte del feto o del recién nacido si es que
llega el momento de optar entre su vida o muerte.
·
Tanto Platón como
Aristóteles expresaron reparos a la muerte del feto, así que ambos filósofos
eran en principio hostiles al aborto. Pero, por otro lado, ambos estaban de
acuerdo en que el infanticidio era una práctica social aceptable siempre que
fuera necesario para prevenir un crecimiento descontrolado de la población y
los males que ello acarrea.
Bibliografía
recomendada: Jean Kinney Williams, “Empire of Ancient Greece”; John Boswell, “TheKindness of Strangers: the Abandonment of Children in Western Europe from LateAntiquity to the Renaissance”; Stephanie Lynn Budin, “The Ancient Greece. New Perspectives”.
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